Zas se presenta como un municipio de la provincia de A Coruña que cautiva con su combinación única de belleza natural, patrimonio histórico y espiritualidad arraigada. Sus paisajes, caracterizados por colinas ondulantes, valles fértiles y ríos serpenteantes, están impregnados de una serena atmósfera que invita a la calma y a la contemplación. La tranquilidad que se respira en cada rincón de Zas es un bálsamo para quienes buscan un escape del bullicio de la vida moderna, ofreciendo un entorno ideal para la reflexión y la conexión profunda con la naturaleza circundante. El río Grande, serpenteante y majestuoso, traza su camino a través de la región costera, creando una red de vida que alimenta los campos y los bosques a su paso. Este río no solo enriquece el paisaje con sus aguas claras, sino que también regala a los visitantes vistas impresionantes y momentos de serenidad que nutren el alma y alimentan el espíritu.
A lo lejos, se yergue imponente el Pico de Meda, una elevación que domina el horizonte y ofrece vistas panorámicas de la tierra circundante. Este majestuoso pico es un faro natural para aventureros y amantes de la naturaleza, que se sienten atraídos por la promesa de descubrir paisajes inexplorados y experimentar la grandeza de la naturaleza desde lo alto. Desde su cima, se puede apreciar la magnificencia del paisaje que se extiende hasta donde alcanza la vista, revelando un mosaico de colinas, valles y bosques que se funden en un horizonte sin fin. Esta vista panorámica es una invitación a explorar y descubrir los tesoros ocultos de la región, desde los senderos que recorren la montaña hasta los pequeños pueblos que se esconden entre los valles. Cerca, el río Xallas, con su caudal cristalino y sereno, serpentea entre colinas y valles, alimentando la vida y la vegetación que prospera en sus orillas. Este río, con su curso tranquilo y constante, es el alma de los paisajes que recorre, brindando un respiro refrescante y un sentido de continuidad en un mundo en constante cambio.
El Puente de Brandomil, una joya arquitectónica medieval que se alza majestuoso sobre las aguas del río Xallas, es un testimonio vivo del ingenio y la habilidad de generaciones pasadas. Construido con piedra sólida y resistente, este puente ha resistido el paso del tiempo, sirviendo no solo como un importante paso para los viajeros de épocas antiguas, sino también como un símbolo perdurable de la historia y la cultura de la región. Su estructura imponente, con arcos de medio punto que se reflejan en las aguas tranquilas del río, invita a los visitantes a imaginar las incontables historias que han transcurrido en sus alrededores. Aquellos que se acercan a este puente no solo quedan maravillados por su belleza y su significado histórico, sino que también son transportados a un tiempo en que el ingenio humano y el esfuerzo colectivo se unían para crear obras que desafían el tiempo y la naturaleza.
En el corazón del municipio, el Ayuntamiento de Zas, presidiendo la emblemática Plaza do Campo, es mucho más que un edificio administrativo; es un símbolo de la vida cívica local y un punto de encuentro vital para la comunidad. Este edificio, con su arquitectura robusta y su fachada que refleja la tradición y la solidez del municipio, es el lugar donde los habitantes de Zas se reúnen para discutir los asuntos importantes que afectan a la vida diaria y para tomar decisiones que moldean el futuro de la comunidad. Además, el Ayuntamiento es testigo de celebraciones y eventos comunitarios que refuerzan los lazos sociales y mantienen viva la identidad cultural del municipio. La Plaza do Campo, con su ambiente acogedor y sus calles adoquinadas, se convierte en el epicentro de la vida social de Zas, un lugar donde se tejen relaciones y se celebra el espíritu comunitario.
La Iglesia de San Pedro do Allo, con sus profundas raíces que se remontan a la época medieval, es un lugar de devoción y contemplación que refleja la rica y arraigada espiritualidad de la región. Este templo, construido con la sobriedad característica de la arquitectura románica, se erige como un símbolo de la fe duradera de sus habitantes. Su estructura robusta, con muros de piedra que han resistido el paso del tiempo, alberga un interior que invita a la reflexión y la introspección. La tranquilidad que se respira en este lugar ofrece un refugio sereno para aquellos que buscan un espacio para la paz espiritual, convirtiendo a la Iglesia de San Pedro do Allo en un destino imprescindible para los devotos y los visitantes que anhelan conectarse con lo sagrado.
La Capela de Santa Margarita, una pequeña y encantadora iglesia situada en medio de un paisaje pintoresco, es otro tesoro espiritual de la región. Rodeada de naturaleza, este sencillo pero acogedor lugar de culto es un remanso de paz donde los fieles acuden en busca de consuelo y bendiciones. Su tamaño modesto y su entorno natural la dotan de una atmósfera íntima y acogedora, ideal para la oración personal y el retiro espiritual. La Capela de Santa Margarita, con su espiritualidad palpable, se convierte en un faro de fe y esperanza para quienes la visitan.
En las afueras del municipio, la Ermita de San Roque do Monte, ubicada en la parroquia de Mira, es un sitio de peregrinación y devoción que atrae tanto a fieles como a visitantes de todas partes. Este santuario, que ha sido un lugar de culto durante siglos, se alza en un entorno natural de gran belleza, lo que acentúa su atmósfera de serenidad y reverencia. La historia rica de la ermita, junto con sus tradiciones de culto, la convierten en un lugar de gran importancia espiritual y cultural en la región. Cada año, la ermita recibe a numerosos peregrinos que acuden para venerar a San Roque, atraídos por la promesa de paz y renovación espiritual.
El Pazo Torres do Allo, con su majestuoso origen en el siglo XV, es un símbolo de la grandeza y la opulencia de tiempos pasados. Este imponente pazo, uno de los más antiguos de Galicia, es un reflejo de la historia nobiliaria de la región y del poder que ejercían las familias señoriales en épocas pasadas. Sus torres, que dominan el paisaje circundante, evocan la grandeza de una era en la que los pazos no solo eran residencias señoriales, sino también centros de poder y administración. Hoy, el Pazo Torres do Allo se erige como un valioso legado arquitectónico y cultural que transporta a los visitantes a una época de esplendor y lujo.
Por otro lado, el Dolmen Arca da Piosa, un vestigio prehistórico que data de milenios atrás, nos transporta a una época anterior y misteriosa, recordándonos la antigua presencia humana en la región y su profunda conexión con la tierra. Este monumento megalítico, construido con grandes piedras dispuestas en círculo, es un testimonio del ingenio y la espiritualidad de las comunidades que habitaron la región en tiempos remotos. Considerado un lugar sagrado, el Dolmen Arca da Piosa nos invita a reflexionar sobre el paso del tiempo y la continuidad de la vida humana, ofreciendo una conexión tangible con nuestros antepasados y con las creencias que han perdurado a lo largo de los siglos.
Las iglesias de Santa María de Baio y San Martiño de Meaños, ambas con sus raíces que se remontan al siglo XVIII, son ejemplos impresionantes de la rica arquitectura sacra que caracteriza la región. Estas iglesias no solo destacan por sus impresionantes fachadas, que reflejan el estilo barroco gallego con elementos ornamentales elaborados y una disposición majestuosa, sino también por sus interiores ricamente decorados. Al entrar en estos templos, los visitantes se ven rodeados por altares detalladamente esculpidos, retablos dorados y frescos que han sido cuidadosamente preservados a lo largo de los siglos, invitando a una experiencia espiritual y estética profunda. Estas iglesias son testigos mudos de la historia religiosa y cultural de la zona, sirviendo como puntos de referencia para la comunidad y como lugares de devoción continua.
El Cruxeiro de O Monte, situado en Vilar, es otro símbolo emblemático de la fe y la devoción que permea esta región. Este cruceiro, con su robusta cruz de piedra tallada, se erige como un testimonio de la tradición cristiana en Galicia, donde tales monumentos son comunes y marcan lugares de especial significado religioso. Los cruceiros, como el de O Monte, no solo son hitos religiosos, sino también culturales, representando la intersección entre lo sagrado y lo cotidiano en la vida de los habitantes de la región. Este cruceiro en particular es un punto de referencia para la comunidad local, recordando a todos los que pasan por allí la profunda conexión entre la tierra y la fe.
En la Ruta del Agua, los visitantes pueden embarcarse en un viaje fascinante que revela algunas de las maravillas naturales más impresionantes de la región, como la Fervenza de Budión y la Fervenza de Parga. Estas cascadas, con su poderoso flujo de agua que desciende sobre formaciones rocosas antiguas, son espectáculos naturales que encarnan la belleza salvaje y la fuerza de la naturaleza gallega. El sonido ensordecedor del agua que cae, combinado con el paisaje verde y exuberante que las rodea, crea una atmósfera de tranquilidad y asombro, haciendo de estas fervenzas un destino obligado para los amantes de la naturaleza y los aventureros.
Además, la Ruta del Agua ofrece la oportunidad de descubrir antiguos molinos, que durante siglos aprovecharon la fuerza del agua para moler grano, un proceso vital para la subsistencia de las comunidades rurales. Estos molinos, ahora en su mayoría restaurados, proporcionan una visión fascinante de la ingeniería tradicional y de cómo los habitantes de la región utilizaron ingeniosamente los recursos naturales a su disposición. A lo largo de la ruta, también se encuentra un batán tradicional, una estructura utilizada en el pasado para enfurtir textiles mediante el golpeteo del tejido con la fuerza del agua. Este batán es un recordatorio de la importancia histórica de la industria textil en la zona y del ingenio de las técnicas preindustriales.
Los hórreos elevados, típicos de Galicia, son otro punto destacado de la Ruta del Agua, ofreciendo una visión de la arquitectura rural gallega y su ingeniosa adaptación al entorno. Estos graneros elevados, construidos en piedra y madera, se utilizaban para almacenar alimentos fuera del alcance de animales y humedad, y son un ejemplo perfecto de la armonía entre funcionalidad y diseño en la arquitectura tradicional gallega. Cada hórreo cuenta una historia, reflejando el estilo y las necesidades de la comunidad que lo construyó, y hoy en día, estos hórreos se consideran no solo estructuras utilitarias, sino también símbolos culturales y patrimoniales de la región.
Los lugares de interés de Zas ofrecen una experiencia enriquecedora y diversa para aquellos que buscan explorar la riqueza cultural y natural de la región de Terra de Soneira. Desde las majestuosas iglesias y los monumentos religiosos hasta las maravillas naturales y las ingeniosas estructuras rurales, cada elemento del paisaje de Zas cuenta una historia de profunda conexión con la tierra, la historia y la espiritualidad, haciendo de esta región un destino único para el descubrimiento y la reflexión.