Santa Comba, ubicado en la comarca del Xallas, es un municipio lleno de historia y encanto, donde cada rincón revela la riqueza de su patrimonio cultural y arquitectónico.
El río Xallas, con sus sinuosas curvas que serpentean a través del paisaje, no solo proporciona vida y belleza a esta tierra, sino que también actúa como un fiel testigo silencioso del paso del tiempo y las historias que han dejado su huella en el municipio a lo largo de los siglos. Desde tiempos inmemoriales, este río ha sido el protagonista de la vida cotidiana de quienes habitan sus orillas, ofreciendo recursos naturales y un escenario idílico para la actividad humana.
La Iglesia de Santa María de Alón, una auténtica joya barroca erigida en el siglo XVIII bajo la maestría del arquitecto Manuel Varela, no solo se destaca por su imponente presencia y elegancia arquitectónica, sino que también cautiva a los visitantes con su esplendor atemporal. Con sus detalles ornamentales meticulosamente elaborados y su imponente fachada, esta iglesia es un testimonio de la destreza artística y la devoción religiosa que caracterizaban la época en la que fue construida.
En San Vicente de Arantón, la Iglesia de San Vicente de Arantón, también de estilo barroco y con una datación que se remonta al siglo XVIII, impresiona a quienes la visitan con su singular nave y su ambiente de serenidad y devoción. Desde su fachada exterior hasta sus detalles interiores, esta iglesia emana un aura de paz y solemnidad, invitando a los fieles y turistas por igual a sumergirse en su atmósfera espiritual.
La Iglesia de Santa María de Bazar, aunque reconstruida en el siglo XX, conserva con orgullo su esencia barroca del siglo XVIII, lo que la convierte en otro punto destacado del municipio. Este lugar de culto no solo es un testimonio de la habilidad artística de la época y la importancia de la fe en la comunidad, sino que también es un símbolo de la resiliencia y la continuidad de las tradiciones religiosas a lo largo de los años.
San Pedro de Xallas de Castriz alberga la Iglesia de San Pedro de Xallas de Castriz, una construcción religiosa del siglo XVIII que refleja la devoción y la artesanía de la época.
La Iglesia de San Martiño de Fontecada, también del siglo XVIII y de estilo barroco, cuenta con un reloj de sol que añade un toque distintivo a su arquitectura.
Los hórreos de Sabaceda y Fontecada son testigos del ingenio y la tradición agrícola de la región, mostrando la importancia del almacenamiento de alimentos en la vida rural.
La Iglesia de Santo Andrés da Pereira, con su fachada barroca adornada con una imagen del santo, es un punto de referencia espiritual en el municipio.
San Xulián de Santa Sabiña presenta su Iglesia barroca del siglo XVIII, con una impresionante bóveda de cañón de cemento que muestra la maestría arquitectónica de la época.
San Pedro de Ser también cuenta con una iglesia barroca del siglo XVIII, cuya fachada pentagonal añade un elemento distintivo a su diseño arquitectónico.
La Capela de Rubín, una capilla gótica del siglo XVIII dedicada a Nuestra Señora da Saúde, atrae a los devotos con su aura de misticismo y devoción.
La Ermita de San Blas, aunque reformada recientemente, conserva su encanto original del siglo XVIII, siendo un lugar de paz y reflexión para los visitantes.
La Ermita da Virxe da Mercé, conectada a la casa rectoral y construida en el siglo XX, es un punto de encuentro para la comunidad local, donde la fe y la camaradería se entrelazan.
La Iglesia de San Fiz de Freixeiro, de origen románico del siglo XII pero reconstruida en el XVIII, es una muestra de la historia religiosa del municipio.
En San Xoán de Grixoa, la Iglesia barroca del siglo XVIII se distingue por su esbelta espadaña decorada, que se alza majestuosamente sobre el paisaje.
En Castriz, un antiguo muíño (molino) nos recuerda la importancia de la actividad molinera en la vida cotidiana de antaño.
La Iglesia de San Cristovo de Mallón, de estilo románico del siglo XIII con añadidos del XIX, presenta una fachada única que atrae a los amantes de la arquitectura religiosa.
La Iglesia de Santa María de Montouto, reconstruida en el siglo XX pero con elementos eclécticos del XIX, refleja la evolución de los estilos arquitectónicos a lo largo de los años.
La Capilla de Nosa Señora do Carme, con su fachada pentagonal y existencia documentada desde el siglo XIX, es un símbolo de la devoción religiosa de la comunidad.
La Ermita de San Bartolomeu, con su parte antigua del siglo XIII y reformas recientes, es un testimonio de la continuidad de la fe a lo largo de los siglos en Santa Comba.
Cada uno de estos lugares de interés contribuye a la riqueza y diversidad del municipio de Santa Comba, mostrando su pasado histórico, su fervor religioso y su belleza natural a todos aquellos que tienen la fortuna de visitarlo.