Breda es un encantador municipio situado en la comarca de la Selva, entre el Massís del Montseny y el Montnegre.
Mi día de turismo en Breda comenzó con una visita al Monestir de Sant Salvador de Breda, un antiguo cenobio benedictino. Este monasterio se encuentra en el núcleo urbano, entre la plaza del Ayuntamiento y el Carrer dels Capellans. Su construcción data del siglo XI y presenta un estilo arquitectónico románico. Quedé impresionado por la belleza y la historia que emana de este lugar sagrado.
Continuando mi visita, decidí realizar un paseo por el núcleo primitivo de Breda. Recorrí el Carrer del Prat, el Carrer Nou, el Carrer Còdols y llegué a la Plaça de la Vila, un lugar encantador donde pude disfrutar de la atmósfera histórica del municipio. También visité la Plaça Doctor Rovira, otro punto de encuentro animado en el centro de Breda.
Luego, exploré Santa Maria, una antigua iglesia en Breda que ahora alberga el ayuntamiento y una sala de exposiciones. El edificio conserva parte de la nave y el ábside semicircular de la antigua iglesia románica. Fue interesante ver cómo se adaptó este lugar de culto a nuevos usos y apreciar su arquitectura original.
Después, me dirigí a Santa Anna de Breda, una iglesia barroca situada en las afueras del núcleo urbano, en la colina de Santa Anna. Esta iglesia, construida en los siglos XVII, XVIII, XIX y principios del siglo XX, exhibe un estilo arquitectónico barroco. Su diseño elegante y detalles ornamentales me cautivaron.
No podía dejar de visitar el Pati de l'Abadia, un conjunto de edificaciones dispuestas alrededor de un patio central. Este lugar, construido entre los siglos XIV y XV, presenta un estilo arquitectónico gótico. Me impresionó la majestuosidad de la arquitectura gótica y la atmósfera que se respira en este conjunto histórico.
Después, me dirigí a la Ruta de la Ermita de Santa Anna. Comencé la ascensión hacia la ermita y la colina de Santa Anna. Esta ermita, de estilo barroco, se encuentra a menos de 1 km de distancia en un recorrido lineal. Para acceder a la ermita de Santa Anna, tomé un camino que sale a la derecha de la carretera principal del pueblo, justo después de pasar la cruz de término. Disfruté de la caminata y aprecié las vistas.
Finalmente, me acerqué a la Riera de Breda, un arroyo que nace en el Montseny y atraviesa el pueblo de Breda, de donde toma su nombre. Disfruté de un agradable paseo junto a la orilla de la riera, admirando su belleza natural y la serenidad que aporta al entorno.