Tamariu, un encantador pueblo de la Costa Brava, solía ser un núcleo de pescadores y forma parte del municipio de Palafrugell.
El pueblo de Tamariu cuenta con un agradable paseo marítimo que recorre la extensión de su playa y está adornado por una hermosa riera.
Entre las principales actividades de ocio que ofrece el pueblo se encuentran el submarinismo, el club de vela y el alquiler de kayaks. Cada verano se celebran torneos de voleibol playa en el Club Náutico de Tamariu, creando un ambiente animado y deportivo. Además, la zona cuenta con un parque forestal donde los niños pueden entretenerse y pasar un rato agradable.
Decidí emprender una ruta panorámica que me llevaría al pueblo vecino, Llafranc, siguiendo el camino de ronda que bordea la costa en el lado derecho de la montaña. Aunque era un paseo un tanto largo, sabía que valdría la pena. En el camino, me encontré con hermosas playas donde pude refrescarme con un baño revitalizante y relajarme bajo el cálido sol. Entre estas playas se encontraban la Musclera, la cala Pedrosa y el Cau, en orden de cercanía a Tamariu. Fue una experiencia encantadora explorar esta zona costera y maravillarme con sus bellezas naturales.
Tamariu es un lugar lleno de encanto, con su historia de pescadores y sus opciones de ocio enriquecedoras. Cada rincón del pueblo me permitió sumergirme en la esencia de la Costa Brava y disfrutar de momentos inolvidables.
Un lugar pintoresco que se caracteriza por sus estrechas calles que surgieron a partir de las primeras casas de pescadores y la posterior urbanización debido a la llegada del turismo masivo. Fue fascinante caminar por estos callejones llenos de historia y tradición.
Al acercarme a la playa, quedé maravillado por su belleza natural. La playa de Tamariu se compone principalmente de arena gruesa y pequeñas piedras de ortosa. Me detuve a contemplar la costa y a sentir la brisa marina que acariciaba mi rostro. Tamariu cuenta con tres playas encantadoras: dos de arena gruesa, conocidas como la playa de los Lirios y la playa Grande, y una playa de piedras llamada Aiguadolça.
Decidí explorar cada una de estas playas y disfrutar de sus particularidades. En la playa de los Lirios, me deleité con la suavidad de la arena bajo mis pies y me sumergí en las aguas cristalinas. En la playa Grande, me sorprendió la extensión de arena dorada y el ambiente animado con familias y amigos disfrutando del sol y el mar. Finalmente, en la playa de Aiguadolça, me maravillé con la singularidad de sus pequeñas piedras y su encanto natural.
Tamariu me envolvió con su atmósfera tranquila y su encanto costero. Los colores vibrantes de las fachadas de las casas, el aroma a mar y las tradiciones arraigadas en cada rincón hicieron de mi viaje una experiencia única. Sin duda, Tamariu es un lugar que captura la esencia de la vida mediterránea y me dejó recuerdos imborrables.