Villamayor es una localidad que no solo late con historia, sino que vibra con el pulso del progreso, un rincón de la provincia de Salamanca donde el pasado milenario y el futuro se entrelazan de manera casi perfecta. Situada estratégicamente en el extremo meridional de la Comarca de La Armuña, a tan solo 4 kilómetros de la capital charra, Salamanca, Villamayor ha sabido preservar sus raíces ancestrales mientras da pasos firmes hacia nuevos horizontes. Su historia, rica y profunda, se remonta a tiempos inmemoriales, con los primeros asentamientos que datan de la época romana, en un antiguo castro ubicado en el Teso de San Miguel. Desde aquellos primeros habitantes hasta la actualidad, Villamayor ha desempeñado un papel fundamental en la configuración geográfica, económica y cultural de Salamanca.
El paisaje que rodea a Villamayor, característico de la fértil tierra de La Armuña, ha sido durante siglos el sustento de su economía. Los extensos campos de cultivos de secano, que se extienden como un mar dorado, son conocidos por su producción de cereales, en especial el trigo y las famosas lentejas, productos que han alimentado tanto a sus habitantes como a la historia de la comarca. La ganadería, que ha convivido con estas tierras desde tiempos remotos, sigue siendo uno de los pilares que sostienen la economía local. Villamayor se erige como un símbolo del profundo respeto por las tradiciones rurales, y los visitantes que recorren sus campos se sumergen en una experiencia donde el trabajo agrícola se siente como una parte viva del paisaje. Los cultivos dorados, mecidos por el viento, no solo cuentan la historia de generaciones que han trabajado la tierra, sino que también son un testimonio del legado agrícola que define la esencia de este rincón salmantino.
Pero si hay algo que ha dado fama y prestigio internacional a Villamayor, es su piedra. La piedra franca de Villamayor es reconocida a nivel mundial por ser la joya que ha vestido de dorado las calles y edificios del casco histórico de Salamanca, una ciudad cuyo esplendor arquitectónico no sería el mismo sin el brillo cálido de esta arenisca. Durante siglos, la extracción y talla de la piedra franca fue el tercer pilar económico de Villamayor, y su valor ha dejado una marca indeleble en la historia de la localidad. Hoy en día, visitar las canteras de Villamayor no es solo una oportunidad para admirar el origen de la famosa piedra dorada, sino también para entender el esfuerzo y la maestría que han dado forma a algunos de los monumentos más icónicos de España. Pasear por las canteras, sentir la textura de la piedra bajo los pies, es retroceder en el tiempo y visualizar a los canteros que, con precisión y destreza, tallaron el alma de Salamanca.
El respeto por este patrimonio no se ha perdido. Villamayor rinde homenaje a su legado con la celebración anual de la Feria de la Piedra, un evento que atrae a escultores, artistas y curiosos de todas partes del mundo. Durante estos días, el municipio se convierte en un hervidero de creatividad y arte. Las plazas y calles se llenan de esculturas vivas, donde la piedra franca, moldeada por manos expertas, cobra nuevas formas y significados. Este evento no es solo un tributo a los canteros del pasado, sino una celebración de la continuidad de una tradición que ha resistido el paso del tiempo. La Feria de la Piedra es, sin duda, uno de los eventos más emblemáticos de Villamayor, una oportunidad para que los visitantes se conecten con el arte y la historia en un entorno lleno de vida y belleza.
Sin embargo, Villamayor no es una localidad anclada en la nostalgia de su pasado glorioso. En las últimas décadas, ha experimentado un notable crecimiento poblacional, impulsado en gran parte por su proximidad a Salamanca y por las ventajas económicas que ofrece a quienes buscan una vivienda en las afueras de la ciudad. Este crecimiento ha traído consigo un renacimiento económico, donde el tejido empresarial y comercial ha tomado el relevo como motor económico, diversificando la oferta de la localidad y atrayendo a nuevas generaciones de habitantes. Villamayor ha sabido adaptarse a los tiempos modernos sin perder su esencia, convirtiéndose en un lugar atractivo tanto para vivir como para trabajar, y donde la calidad de vida es un valor añadido para aquellos que buscan un equilibrio entre la tranquilidad rural y la cercanía a la capital.
Pero si hay algo que demuestra que Villamayor mira con firmeza hacia el futuro, es su apuesta por la investigación y la innovación. En su término municipal se encuentra el Parque Científico, desarrollado por la Universidad de Salamanca, un espacio dedicado a la investigación y el desarrollo, donde el conocimiento académico se transforma en soluciones tecnológicas e industriales. Este complejo no solo impulsa la economía local, sino que sitúa a Villamayor como un referente en el ámbito de la innovación en la región. El Parque Científico es un símbolo de cómo la localidad ha sabido evolucionar, integrando el saber académico con el desarrollo industrial, y proporcionando un espacio donde el futuro se construye día a día.
El paisaje de Villamayor, que se extiende desde las tierras de La Armuña hasta las orillas del río Tormes, ofrece una variedad de contrastes. Desde los campos dorados hasta los modernos edificios del Parque Científico, cada rincón de este municipio cuenta una historia de equilibrio entre lo natural y lo tecnológico, entre el pasado y el futuro. En Villamayor, las tradiciones rurales, el arte de la piedra y la investigación científica conviven en perfecta armonía, haciendo de este lugar una visita obligada para quienes desean descubrir el corazón más auténtico de Salamanca.
Villamayor es una localidad que sorprende y cautiva a quienes la visitan. Un lugar donde el pasado se respira en cada esquina, pero que también mira hacia adelante con optimismo y determinación. Es una tierra donde las piedras doradas hablan, donde los campos de cereales cuentan historias de generaciones, y donde el futuro se construye a través del conocimiento y la innovación. Un pueblo que, sin duda, tiene mucho que ofrecer a todos aquellos que se adentren en su fascinante historia y en su prometedor porvenir.