El concejo de Lena, ubicado en el corazón de la Cordillera Cantábrica, es un destino que combina la majestuosidad natural con un patrimonio histórico y cultural de gran riqueza. Este rincón de Asturias, enmarcado por montañas imponentes y valles serenos, ofrece a los visitantes una experiencia auténtica y memorable, donde cada rincón invita a descubrir la belleza de su entorno y la profundidad de su historia.
Una de las joyas naturales más destacadas de Lena es la Peña Ubiña, una de las montañas más emblemáticas de la Cordillera Cantábrica. Con sus imponentes 2400 metros de altura, Peña Ubiña se presenta como un desafío tentador para los amantes del senderismo y la escalada. Desde su cima, se despliegan vistas panorámicas que abarcan todo el concejo y más allá, ofreciendo un espectáculo de naturaleza en estado puro. Los valles que se extienden a sus pies, entre los que destacan los valles de Pola de Lena, se pintan de verdes intensos en primavera y verano, convirtiéndose en un refugio para la flora y fauna autóctonas.
El río Lena, que serpentea por el concejo, añade un toque de serenidad al paisaje, fluyendo a través de las localidades y nutriendo la tierra fértil de la región. Acompañado por el río Pajares, ambos cursos de agua son compañeros constantes en el viaje a través de Lena, proporcionando lugares ideales para el descanso, la pesca o simplemente para disfrutar de la calma que solo el sonido del agua puede ofrecer.
Pola de Lena, la localidad más importante del concejo, es un testimonio vivo de la historia y cultura asturiana. Aquí se encuentra la Casa Natal de Vital Aza, el famoso poeta y dramaturgo del siglo XVIII, que nació y vivió en este pintoresco pueblo. La casa, ahora un sitio de interés cultural, permite a los visitantes sumergirse en la vida y obra de Aza, quien dejó una huella imborrable en la literatura española.
El recorrido por Pola de Lena no estaría completo sin una visita al Ayuntamiento de Lena, un edificio que refleja la importancia administrativa de la localidad y que sirve como punto central para la vida cívica de los habitantes. Desde aquí, los visitantes pueden explorar las estrechas calles del pueblo, cada una cargada de historias y leyendas que han pasado de generación en generación.
Uno de los tesoros más antiguos de Lena es la Iglesia de Santa Cristina de Lena, una joya arquitectónica del siglo IX que se erige como un testimonio del arte prerrománico asturiano. Este templo, pequeño en tamaño pero inmenso en valor histórico, es una de las muestras más representativas de la arquitectura religiosa medieval en España. Su estructura, de una sobriedad y elegancia singulares, destaca por la utilización de arcos de herradura y su planta de cruz latina, elementos que reflejan la influencia visigoda y que han sido cuidadosamente preservados a lo largo de los siglos. En su interior, los visitantes pueden admirar la ornamentación austera pero profundamente simbólica, que incluye capiteles decorados con motivos vegetales y geométricos, y un iconostasio que separa el altar mayor del resto de la nave, un rasgo inusual en las iglesias de la época.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Santa Cristina de Lena no solo es un ejemplo extraordinario de la devoción y la habilidad artesanal de la época, sino también un lugar de gran espiritualidad que ha sido un punto de referencia para los peregrinos a lo largo de los siglos. Su ubicación, en lo alto de una colina, ofrece un encuentro íntimo con la historia, rodeado de un entorno natural que subraya la conexión entre lo divino y lo terrenal. Las vistas panorámicas que se disfrutan desde este enclave permiten contemplar la majestuosa Cordillera Cantábrica y los verdes valles de Lena, proporcionando un marco inigualable para la meditación y el recogimiento.
El Palacio de Campomanes y el Palacio de los Faes-Miranda son otros dos monumentos que resaltan el pasado señorial de Lena, encapsulando la historia de las familias nobles que han dejado su impronta en la región. El Palacio de Campomanes, con su estructura robusta y elegante, refleja la arquitectura típica de la nobleza asturiana, con muros de piedra que han resistido el paso del tiempo y detalles decorativos que hablan de un pasado de esplendor. Este palacio, rodeado de jardines y terrenos que en su día fueron símbolo de riqueza y poder, nos transporta a una época en la que la vida rural asturiana estaba marcada por la influencia de estas grandes casas.
El Palacio de los Faes-Miranda, por su parte, es un ejemplo de la opulencia y el refinamiento que caracterizaban a las familias influyentes de la región. Con sus detalles arquitectónicos que evocan épocas de nobleza y poder, el palacio presenta una fachada imponente, con balcones de hierro forjado y escudos de armas que cuentan la historia de sus antiguos habitantes. El interior, aunque no siempre accesible al público, está adornado con elementos decorativos que reflejan el gusto por el arte y la cultura que predominaba en las clases altas asturianas.
Ambos palacios son testigos silenciosos de un tiempo en que estas tierras eran el hogar de influyentes familias asturianas, cuyas decisiones y estilos de vida moldearon la historia de la región. El esplendor de estos palacios se conserva como un recordatorio de la importancia histórica de Lena, permitiendo a los visitantes conectar con un pasado rico en tradiciones y leyendas. Explorarlos es adentrarse en un capítulo fascinante de la historia asturiana, donde cada piedra, cada detalle arquitectónico, cuenta una historia de grandeza y decadencia, de fe y poder, que ha llegado hasta nuestros días.
A medida que se avanza hacia el Puente de los Fierros, una pequeña población del concejo, se descubre un lugar de gran importancia en la historia del transporte y la comunicación en Asturias. Este puente ha sido, durante siglos, un paso esencial para viajeros y comerciantes, conectando el interior del concejo con otras regiones. Hoy en día, es un lugar pintoresco que conserva su encanto rural y ofrece una vista impresionante del río que lo atraviesa.
La Iglesia de San Pedro de Jomezana es otro de los puntos destacados del recorrido por Lena. Este templo, con su arquitectura que refleja la tradición religiosa de la zona, es un lugar de paz y reflexión, donde los visitantes pueden apreciar la sencillez y belleza de las iglesias asturianas.
El Alto del Gamoniteiru, uno de los picos más altos de la zona, es un paraíso para los aficionados al ciclismo y al senderismo. Las rutas que llevan a su cima son exigentes pero recompensadas con vistas espectaculares de la Cordillera Cantábrica. La sensación de alcanzar la cima y contemplar el paisaje que se extiende hasta donde alcanza la vista es una experiencia que queda grabada en la memoria.
Para aquellos que buscan relajarse y disfrutar de la naturaleza en su estado más puro, el Área Recreativa de Tuiza Riba es el lugar perfecto. Este espacio, rodeado de montañas y con todas las comodidades necesarias, es ideal para un día de picnic en familia, caminatas suaves o simplemente para desconectar del bullicio de la vida cotidiana.
Finalmente, el Puerto de La Cubilla, conocido por sus rutas de paseo y ciclismo, es un destino que atrae a deportistas y amantes de la naturaleza por igual. Este paso de montaña ofrece uno de los paisajes más impresionantes de Asturias, con vistas que capturan la esencia misma de la Cordillera Cantábrica. Aquí, el aire fresco de la montaña y la tranquilidad del entorno invitan a los visitantes a perderse en la belleza de Lena.
Cada rincón, desde sus montañas imponentes hasta sus ríos serenos, pasando por sus pueblos llenos de historia, ofrece una experiencia única que invita a descubrir y a disfrutar de la auténtica Asturias.