Calatayud, enclavado en el valle del Jalón, se caracteriza por la presencia serena de los ríos Jalón, Jiloca y Perejiles, que serpentean a través de este paisaje pintoresco, añadiendo una belleza única al entorno natural del municipio. El valle del río Jalón es un refugio de tranquilidad y un escenario perfecto para disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor.
La majestuosa sierra de Armantes domina el horizonte de Calatayud, ofreciendo oportunidades para explorar senderos escénicos y disfrutar de vistas panorámicas impresionantes que cautivan a los visitantes con su belleza natural imponente y salvaje.
El recinto fortificado de Calatayud, con su legado islámico, se erige como un recordatorio tangible de la historia militar y estratégica de la región. Los castillos y torres de esta fortaleza evocan épocas pasadas y narran las historias de batallas y conquistas que dieron forma al destino de Calatayud.
La Real Colegiata del Santo Sepulcro, un ejemplo de arquitectura barroca del siglo XVII, impresiona a los visitantes con su magnificencia y esplendor. Mientras tanto, la Colegiata de la Asunción de la Virgen, con sus orígenes en el siglo XII, presenta un claustro gótico del siglo XIV y una torre mudéjar del siglo XVI que reflejan la rica historia religiosa y arquitectónica de la ciudad.
La Iglesia de San Pedro de los Francos, con su antigüedad que se remonta al siglo XII, añade otra capa de significado histórico y espiritual al patrimonio religioso de Calatayud, siendo un lugar de veneración y devoción para los habitantes locales y los visitantes por igual.
Las plazas y calles emblemáticas, como la Plaza de Erlueta y la calle San Miguel de Calatayud, invitan a pasear y disfrutar del encanto urbano de la ciudad, mientras que el Palacio de Erlueta agrega una dosis de historia aristocrática al panorama arquitectónico local.
El casco histórico de Calatayud, inscrito como Patrimonio de la Humanidad por su excepcional conjunto mudéjar, es un laberinto de calles empedradas y edificios históricos que narran la historia de la ciudad a lo largo de los siglos. La judería de Calatayud, con su herencia cultural única, ofrece una ventana fascinante a la vida y la historia de la comunidad judía en la región, mostrando una faceta diversa y multicultural del municipio.
Por último, para los amantes de la naturaleza y la aventura al aire libre, la sierra Vicor es un santuario de tranquilidad y biodiversidad, ofreciendo un refugio perfecto para practicar senderismo, observación de aves y simplemente disfrutar de la belleza natural virgen de la región. En conjunto, estos lugares de interés hacen de Calatayud un destino turístico fascinante que combina historia, naturaleza y cultura en un paquete único y emocionante.
Sus calles empedradas, plazas y edificios mudéjares, junto con la vibrante vida urbana, invitan a sumergirse en un viaje en el tiempo mientras se disfruta de la hospitalidad y el encanto de sus habitantes. Con su diversidad de atracciones, Calatayud cautiva los sentidos y deja una impresión duradera en aquellos que tienen el privilegio de explorar sus maravillas.